(Florencia, 1469-1527) Escritor y estadista florentino.
Nacido en el seno de una familia noble empobrecida, Nicolás Maquiavelo vivió en
Florencia en tiempos de Lorenzo y Pedro de Médicis. Tras la caída de Savonarola
(1498) fue nombrado secretario de la segunda cancillería encargada de los
Asuntos Exteriores y de la Guerra de la ciudad, cargo que ocupó hasta 1512 y
que le llevó a realizar importantes misiones diplomáticas ante el rey de Francia,
el emperador Maximiliano I y César Borgia, entre otros.
Su actividad diplomática desempeñó un papel decisivo en la
formación de su pensamiento político, centrado en el funcionamiento del Estado
y en la psicología de sus gobernantes. Su principal objetivo político fue
preservar la soberanía de Florencia, siempre amenazada por las grandes
potencias europeas, y para conseguirlo creó la milicia nacional en 1505.
Intentó sin éxito propiciar el acercamiento de posiciones entre Luis XII de
Francia y el papa Julio II, cuyo enfrentamiento terminó con la derrota de los
franceses y el regreso de los Médicis a Florencia (1512).
Como consecuencia de este giro político, Maquiavelo cayó en
desgracia, fue acusado de traición, encarcelado y levemente torturado (1513).
Tras recuperar la libertad se retiró a una casa de su propiedad en las afueras
de Florencia, donde emprendió la redacción de sus obras, entre ellas su obra
maestra, El príncipe (Il principe), que Maquiavelo terminó en 1513 y dedicó a
Lorenzo de Médicis (a pesar de ello, sólo sería publicada después de su
muerte).
Maquiavelo es un pensador, pero sin un sistema filosófico
concreto, un humanista con nostalgia de la grandeza de la antigua Roma;
patriota, sin principios éticos y oportunista. Si Tomás Moro es un idealista,
Maquiavelo está en el extremo opuesto. No se distinguió ni por su amor ni por
su respeto a sus semejantes. Procurar el bien moral o material del pueblo
quedaba relegado frente al objetivo de afianzar el poder del déspota. Los dos
valores centrales del Renacimiento: racionalidad y libertad se aplican también
a la visión renacentista de la sociedad y del pensamiento. El progreso en la
historia depende de la acción del hombre y no de la intervención divina. Para
pensadores como Pico y Campanella el hombre es capaz de construir racionalmente
una sociedad de seres libres e iguales: el orden político ha de ser el reflejo
de estos valores. Maquiavelo rechazó cuanto fuera idealismo y teoría y aplicó
el sentido práctico. La política nada tenía que ver con la moral, la ética o la
religión.
Maquiavelo tiene una concepción totalmente diferente de la
sociedad humana: para él el hombre es por naturaleza perverso y egoísta, sólo
preocupado por su seguridad y por aumentar su poder sobre los demás; sólo un
estado fuerte, gobernado por un príncipe astuto y sin escrúpulos morales, puede
garantizar un orden social justo que frene la violencia humana. Fue el primero
en usar la palabra estado en su sentido moderno. Algunos le atribuyen la
invención de la dictadura moderna y su consiguiente Realpolitik, como expresión
específicamente distinta de las antiguas formas de totalitarismo. Sus ideas
políticas estaban impregnadas de sentido práctico y una visión realista de
gobierno.
El maquiavelismo es, por tanto, un modo de proceder con
perfidia y falta de escrúpulos.
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