domingo, 13 de noviembre de 2016

SÉNECA



En entradas anteriores he comentado algunas cosillas con respecto a la felicidad. Bueno pues aquí os traigo los diferentes puntos de vista que Séneca y el budismo sostienen sobre ella. Así os podréis hacer una idea más clara y decantaros por la que más conveniente os parezca.

Primeramente me gustaría haceros una breve introducción de cómo era Séneca.
Filósofo estoico, estadista, escritor, dramaturgo y trágico poeta romano, nacido en Córdoba, conocido como Séneca el Joven, cuya obra filosófica y literaria se convirtió en un modelo en el Renacimiento e inspiró el desarrollo de la tragedia de Europa. Fuente ilustre hijo de Lucio Séneca Aneu el Viejo, el famoso orador, fue enviado a Roma para estudiar filosofía y la oratoria.

Séneca nos dice, con respecto a la felicidad, que a pesar de que toda la humanidad desea ser feliz, las personas son ciegas para saber qué es lo que las hace felices y que cuanto más la buscan más la alejan. Por eso, para este filósofo se hace imprescindible saber qué es lo que queremos, para tomar el rumbo correcto para alcanzarla, y no dejarnos llevar por las influencias externas que nos llevan hacia distintas direcciones.




El budismo considera que cualquier cosa que es causa de felicidad no puede serlo también de sufrimiento: es incompatible. Es decir; dedicamos gran parte de nuestra vida al trabajo, a nuestra vida familiar, a nuestras amistades… y sin embargo, cuánto dolores de cabeza nos da buscar ese trabajo, y luego el trabajo en sí, la familia incluso, nuestros amigos, etc. Todo esto forma parte de nuestra vida y está bien que sea así, pero para el budismo nada de todo ello puede ser causa última de felicidad, desde el momento en que también es causa de sufrimiento.

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