sábado, 28 de enero de 2017

POEMAS WILLIAM BLAKE

Isabel Torres
Hace algunos días en clase, leímos unos fragmentos de algunos poemas de este autor. William Blake fue, para algunos, un místico iluminado, un religioso atrapado en su propio mundo. Para otros, solo era un pobre loco que sobrevivía gracias a los pocos amigos que creían en su arte. Era impresionable y sincero, poseía el entusiasmo y el sentido de la inocencia propios de un eterno muchacho o de un primitivo, algo que se verá reflejado en sus poemas. Además, con el conjunto de poemas que comentaré a continuación, el poeta quiso reafirmar su creencia sobre la fuerza creativa de la imaginación humana frente a la razón.
Uno de los poemas que me gustaría compartir con vosotros por la intensidad de lo que dice y el poder reflexivo que tiene es el siguiente:
¿Por qué se desvanecen los niños de la primavera?
Como un reflejo en un cristal y como sombras en el agua
Si pudiera dormir dulcemente el sueño de la muerte
Y dulcemente oír la voz de aquél que recorre el jardín
Al final de la tarde.
Vemos claramente cómo el tema central del poema es la muerte. En la primera línea se habla sobre la inocencia, la juventud y los deseos, personificados en “los niños de la primavera”. Lo que la voz poética se pregunta es la razón por la cual todos esos deseos propios de la niñez se desvanecen, por qué no perduran para siempre. Y, ante la resignación de esta situación, prefiere la muerte, “tenderse dulcemente…al final de la tarde”.
Pero sin lugar a dudas, el fragmento que más me llamó la atención fue el último que leímos : “ To See the World in a Grain of Sand” o traducido ”Ver el mundo en un grano de arena”. Este fragmento, con solo cuatro líneas que leímos, manda un mensaje verdaderamente esperanzador. Nos enseña a ver saber ver los problemas y enfrentarnos a ellos como si fueran algo minúsculo y sin importancia.
To see the world in a Grain of Sand
And a Heaven in a Wild Flower
Hold infinity in the palm of your hand
And Eternity in an hour
Este mismo fragmento, con ese mensaje tan lleno de esperanza que envía, lo podemos encontrar recitado por montones de personas distintas. Pero uno de los que más me llamó la atención fue el que interpreta uno de los personajes de la serie de ficción estadounidense Penny Dreadful:

Pero si de verdad estáis interesados en este autor, pinchando en el vídeo podréis oír otro de sus poemas más famosos.

LAS PENAS DEL JOVEN WERTHER

Isabel Torres
Esta entrada me gustaría dedicarla enteramente al análisis de un fragmento de una de las obras clave del Romanticismo: “Las penas del joven Werther”. Esta obra irrumpe en una Europa cartesiana en donde imperaba el mundo de la razón. En pleno auge del conocimiento científico, a finales del siglo XVIII, surge un joven escritor (Goethe) con formación en leyes y espíritu renacentista, que apuesta por el mundo de los sentimientos como el único vehículo válido para aprehender el mundo. Goethe escribió esta novela cuando tenía 25 años, mezclando algunos datos biográficos en la historia del protagonista: el joven autor desnuda su alma en la frustración de un amor no correspondido. La fuerza de la pasión que recorre la prosa produjo una gran conmoción, muchos jóvenes se identificaron con el drama y algunos, incluso, llegaron, como el protagonista, al suicidio.


A continuación, me gustaría presentaros uno de los fragmentos, para mí, más significativos de la obra, en el que se muestran casi todas las características del periodo romántico, que tanto exalta los sentimientos:

Querido Guillermo: Me encuentro en un estado que debe parecerse al de los desgraciados que antiguamente se creían poseídos del espíritu maligno. No es el pesar, no es tampoco un deseo ardiente, sino una rabia sorda y sin nombre que me desgarra el pecho, me anuda la garganta y me sofoca. Sufro, quisiera huir de mí mismo, y paso las noches vagando por los parajes desiertos y sombríos en que abunda esta estación enemiga.
Anoche salí. Sobrevino súbitamente el deshielo y supe que el río había salido de madre, que todos los arroyos de Wahlheim corrían desbordados y que la inundación era completa en mi querido valle. Me dirigí a él cuando rayaba la media noche, y presencié un espectáculo aterrador. Desde la cumbre de una roca vi, a la claridad de la luna, revolverse los torrentes por los campos, por las praderas y entre los vallados, devorándolo y sumergiéndolo todo; vi desaparecer el valle; vi, en su lugar, un mar rugiente y espumoso, azotado por el soplo de los huracanes. Después, profundas tiniebla; después, la luna, que aparecía de nuevo para arrojar una siniestra claridad sobre aquel soberbio e imponente cuadro. Las olas rodaban con estrépito..., venían a estrellarse a mis pies violentamente... Un extraño temblor y una tentación inexplicable se apoderaron de mí. Me encontraba allí con los brazos extendidos hacia el abismo, acariciando la idea de arrojarme en él. Sí, arrojarme y sepultar conmigo en su fondo mis dolores y sufrimientos. Pero ¡ay!, ¡qué desgraciado soy! No tuve fuerzas para concluir de una vez con mis males, mi hora no ha llegado todavía, lo conozco. ¡Ah, Guillermo!, ¡con qué placer hubiera dado esta pobre vida humana para confundirme con el huracán, rasgar con él los mares y agitar sus olas! ¡Ah!, ¿no alcanzaremos nunca esta dicha los que nos consumimos en nuestra prisión? ¡Qué tristeza se apoderó de mí cuando mis ojos se fijaron en el sitio donde había descansado con Carlota, bajo un sauce, después de un largo paseo!


La naturaleza que en el texto se describe, nos da a conocer cómo se siente el autor. Al principio del texto, Werther dice: “…rabia sorda y sin nombre que me desgarra el pecho, me anuda la garganta y me sofoca. Sufro, quisiera huir de mí mismo…”. Y es que , debido a ese sentimiento, reconoce que “paso las noches vagando por los parajes desiertos y sombríos en que abunda esta estación enemiga”. Aquí vemos cómo relaciona la naturaleza con la soledad, rasgo típico del Romanticismo.
A partir de ahí, toda la naturaleza nombrada va a representar la melancolía, la angustia (“revolverse los torrentes por los campos”), la tristeza, desesperación (“arroyos corrían desbordados…inundación completa”), la rabia (“un mar rugiente y espumoso, azotado por el soplo de los huracanes”)

Pero, además de las características ya señaladas, incluye otros rasgos como la pasión y el sentimiento. Werther le cuenta a su amigo cómo sufre cuando recuerda a su amor no correspondido: Carlota: “¡Qué tristeza se apoderó de mí cuando mis ojos se fijaron en el sitio donde había descansado con Carlota, bajo un sauce, después de un largo paseo!”.


Y ya para finalizar, se utiliza en el fragmento seleccionado un lenguaje enfático y exagerado, debido al uso casi constante ya hacia el final de exclamaciones e interrogaciones retóricas.

domingo, 22 de enero de 2017

LOS VIAJES DE GULLIVER


En el primer fragmento que hemos leído de Jonathan Swift, Gulliver (“Hombre Montaña”, así llamado por los habitantes de la isla) se encuentra preso en un lugar al que llaman llamado Liliput, rodeado de pequeños seres. Uno de ellos, que parece ser el de más alto rango de todos, el emperador, se dirige a él, obligándole a cumplir una serie de normas para la protección de su región.


Ahora, si echamos la vista atrás e intentamos traer a la memoria aquellos textos que alababan a distintos dioses, nos percataremos de que existe cierta similitud entre ambos. Me refiero a aquellos poemas “Canto a Inanna” e “Himno al Sol”. En ambos existe una clara idolatría a un dios, visto como el ser superior, ese que incluso puede “dar comienzo a la Vida”. Estos rasgos los podemos ver repetidos en el fragmento de Gulliver. El emperador, se dirige a sí mismo como “monarca de todos los monarcas”, lo que nos hace recordar aquellos títulos que vimos a principios de curso: “El cantar de los cantares”, “Rey de reyes” o “Sábado de sábados”. Además, se visualiza como un ser inmenso en tamaño: “más alto que los hijos de los hombres”, “…cuya cabeza se levanta hasta tocar el Sol”; al igual que Akenatón era visto en aquel poema que decía: “Eres hermoso, grande, brillante, alto por sobre tu Universo”. Por último, se idolatra la figura de este ser haciendo ver sus partes más positivas y asombrosas:”…agradable como la primavera, reconfortante como el verano, fructífero como el otoño…”; de igual manera era idolatrada Inanna:”…eres justa”, “Tú exaltas los elementos”, “Eres Inanna, suprema en el cielo y la tierra”.


Siguiendo ahora con el fragmento de nuestro protagonista, Gulliver, hablaremos sobre el trato que este recibe del emperador. Después de haber hecho saber a todos los lectores lo grandioso que es “Su  Muy Sublime Majestad”, se presentan algunas características que el anterior ve en Gulliver, o como el mismo emperador le llama, “Hombre Montaña”. A este se le imponen una serie de reglas que está obligado a cumplir. Estas ven a Gulliver como un monstruo al cual se debe tener enjaulado por el peligro que pueda causar:”…no saldrá de nuestros dominios sin una licencia nuestra…”, “…no deberá pasearse ni echarse en nuestras praderas ni en nuestros sembrados”.


domingo, 15 de enero de 2017

CÁNDIDO-VOLTAIRE

Ya de vuelta de las tan ansiadas vacaciones de navidad, nos sumergimos en “Cándido”, de Voltaire, para hacer una reflexión acerca de “cultivar nuestra huerta” y de la pregunta: ¿vivimos en el mejor de los mundos posibles?”.

En clase hemos estado viendo cómo la oración primera puede tener distintos significados y apreciaciones, desde los más literales hasta los más “libres”. Personalmente, recogí esa afirmación como algo más bien literal. Para mí se pretende resaltar la constancia en el trabajo en el campo, que tan sacrificado es, para poder seguir disfrutando de los placeres que este pueda aportar.

Por otro lado, debatimos sobre si vivimos en el mejor de los mundos posibles. La inmensa mayoría de nosotros estaba de acuerdo en que esto no era así, puesto que la perfección es inalcanzable; siempre van a haber desperfectos o cosas que echemos en falta. Relacionándolo con el texto, Pangloss afirma que viven en el mejor de los mundos posibles porque disfrutan de “confite de cidra y pistachos”, pero Cándido decide ir más allá y advertir a su amigo de que su deber es seguir manteniendo ese “mundo” para no verse en una situación peor en un futuro.